martes, 26 de diciembre de 2017

A mis padres

Un año más nos hemos sentado todos alrededor de la mesa la noche de Nochebuena. No os lo vais a creer pero, lo que yo he intentado durante años, que todos me hiciesen coro con los villancicos, sin demasiado éxito, lo han conseguido sin ningún esfuerzo Victoria y Manuela. Manuela ha repartido gorros rojos para todos, han cogido las panderetas, han comenzado a cantar y todos las han seguido. Ha sido una pena que Victoria estuviese malita, porque no ha podido disfrutar, pero el paracetamol le ha hecho efecto suficiente para cantar un villancico y para esperar a Papá Noel con un regalito para cada uno, siguiendo nuestra tradición.
Este año ha sido muy diferente: en enero nació Almudena que se ha convertido en un bebé rollizo que todavía no sabe gatear, pero se mueve reptando por la casa y que, a unos días de cumplir un año, no tiene ninguna intención de caminar. La cuido por las mañanas como en su día hice con su hermana.
Manuela ha cumplido dos años y ha dejado de ser la niña tímida y retraída. Tiene una sonrisa pícara, le gusta bailar y jugar con sus primas.
Victoria se nos ha hecho mayor. Tiene razonamientos de niña grande, le gusta bailar y disfrazarse. Se ríe con ganas y sigue teniendo pasión por su abu.
Victoria y Manuela van al cole pero tienen clarísimo que no es la maravilla prometida. Si hay que ir, se va, pero sin demasiada alegría, aunque luego se lo pasan muy bien.
Pienso muchas veces en lo que habríais disfrutado de esta etapa dulce, con niñas en casa, haciendo que la Navidad, esa que me enseñaste a querer tanto, papá, se perpetúe en ellas.
Sigo con mis proyectos, la revista con un grupo de amigas que, ahora sí, nos entendemos y nos respetamos, mi libro de fotos, que se está convirtiendo en la historia de nuestra familia y en el que me ayuda muchísimo Mayte Esteban, que me corrige día a día para dejar cada relato listo para continuar con el siguiente, hasta la corrección final. Me gustaría que 2018 sea el año en el que quede acabado, pero voy muy lenta con mis cosas.
A mis años estoy aprendiendo mucho, intento corregir los leísmos, las puntuaciones, la forma de redactar, es todo muy difícil pero pongo mucho empeño en ello y disfruto haciéndolo.
Creé un blog de cocina, para publicar mis recetas y que las conozcan mis hijos y he convencido a la tía Patru para que me envíe las que tiene de la abuela y así las voy recopilando. Vamos a verla en verano todos los años, y paso con ella unos días magníficos de paseos y confidencias.
Mamá, he ido a Córdoba. Ha sido un viaje maravilloso empapándome de mis orígenes, que son los tuyos.
Los chicos están muy bien, felices.
Almu se ha incorporado después de nueve meses de baja y excedencia y ha tenido un final de año muy duro de trabajo. Intentamos ayudarla todo lo que podemos pero, aún así, está muy cansada. Terminó el doctorado y ha obtenido la mayor nota posible, sobresaliente "cum laude". ¡Qué orgullosos habríais estado de ella!.
Carlos tiene el trabajo que le gusta, aunque no siempre los proyectos son buenos, ni los horarios, pero está contento desarrollando todo lo que ha estudiado.
Ari, que la incluyo aquí porque Fátima no os escribe, se acaba de independizar y se ha quedado en el barrio. Está feliz con Mario y con su nueva casa, muy pequeñita pero suficiente para ellos dos y para Milka, a la que tiene en custodia compartida con sus padres.
El año que está a punto de comenzar, nos traerá acontecimientos importantes pero no os los puedo contar ahora. Recibiréis una carta especial con todos los detalles.
Podría estar escribiendo mucho más, pero es hora de ir cerrando que tengo que seguir ayudando a los reyes magos con sus compras.
No hace falta que os diga lo que os añoro cada día del año, ya lo sabéis porque sé que estáis ahí, no sé donde, pero sí que estáis cerca de mí.
¡Os quiero!


1 comentario:

  1. Qué bonito, Almudena. Estoy segura de que en algún lugar del espacio, donde no existe el tiempo, ellos leerán esta carta y serán felices al ver crecer su legado familiar.

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