martes, 11 de julio de 2017

Un café a las seis: Mi opinión.

He leído todos los libros de Pilar Muñoz.

La conocí a través de las redes sociales, como a otros grandes escritores perdidos entre los autores famosos, aunque sus obras merezcan estar siempre en lo más alto.

Lo primero que leí de ella fue Los colores de una vida gris, un libro que me impactó, que he recomendado y que quedará siempre entre esos que no se olvidan.

Ellas también viven magnífico libro de relatos que nos ha dado a conocer en Facebook y que acabé leyendo pausadamente, como se merece.

¿A qué llamas tu amor? A pesar de ser de tinte erótico, género que no frecuento, está escrita con tal sensibilidad que me fue muy agradable su lectura.

Y llego a la última que ha publicado

 Un café a las seis

La compré el día que salió, pero estaba sumida en una lectura que no quería dejar a medias y tuve que esperar hasta anoche, tarde, para empezar a leerla. La dejé en el punto justo en el que supe que, si seguía, no me acostaría.

Hoy la he retomado en la hora de la siesta, no suelo leer por la tarde, y he avisado a mis amigas para que no me esperasen para jugar a la canasta, tenía que acabarla.

Me ha cautivado, me ha removido, me ha hecho recordar todas las veces que me he planteado en mi vida si había tomado la decisión correcta, decisiones que han tenido grandes consecuencias y que, a veces, me han hecho mirar hacia atrás, aunque nunca me he arrepentido seriamente del camino elegido.
He recordado mis años de Instituto, de Bachillerato. Ese viaje fin de curso que no salió de la Península y que llevó a mis compañeros a Benidorm, al que yo no pude ir porque la vida, como en el libro, eligió por mí. Me he planteado como serán mis compañeras hoy, tantos años después. Qué habrá sido de sus vidas. Sólo conservo amistad con una de ellas.

En este libro, Pilar no escribe palabras, si no sentimientos. Me ha hecho reír, llorar, emocionarme, e incluso envidiar un amor de la magnitud del que vive Raquel, un amor que confieso no he vivido con esa intensidad a pesar de llevar treinta y nueve años casada.

Repleto de frases que recopilaré para mi cuaderno de frases bonitas, en una relectura, ya que me ha absorbido de tal manera que no me he parado en tomar ninguna nota, pues implicaba dejar de leer.

Me han emocionado hasta los agradecimientos.

De verdad que no exagero nada. Es un libro precioso, que no podéis dejar de leer.


No quiero terminar sin decir que Pilar Muñoz se merece estar entre los grandes, porque además de escribir muy bien, se atreve, se arriesga y lucha, en un mundo hostil.




Almudena cumple seis meses

Almudena, la que lleva mi nombre y el de su madre, mi tercera nieta, ha cumplido seis meses.

La ilusión vivida cuando fui abuela por primera vez, con Victoria, se vio colmada cuando nació Manuela, hija de mi hijo, tan diferente,
pero tan querida.

Al nacer la tercera, con una diferencia de dos años con la mayor, las comparaciones estaban servidas. Teníamos muy reciente lo de las otras dos.

Pero en seis meses se ha ganado su espacio.

Es una niña grande, con una cara preciosa, pelo rubio, ojos claros y una sonrisa que derrite.
Además es tan buena, que se nos olvidaba que estaba, y  las otras dos polvorillas acaparaban toda nuestra atención.

Ahora, que empieza a emitir sonidos para hacerse notar, y a darse cuenta de que se está muy a gusto en brazos, tenemos que dividirnos para hacerla partícipe de nuestras vidas, más allá de sus necesidades vitales.

Se ríe en cuanto ve a su hermana y la sigue con la mirada, mueve mucho las manos, le molesta el sol, el viento y el ruido del mar, pero le encanta rebozarse en la arena y tocar el césped.

Tiene una relación especial con su madre, recíproca. Nota cuando se va de casa y empieza a llorar desconsoladamente. Ahora ya hemos aprendido a calmarla pero, hasta hace poco, la dependencia era absoluta.

El tiempo pasa muy rápido, demasiado, por eso procuro disfrutar al máximo de esta felicidad que ha supuesto para mí ser abuela por triplicado.


Continuará…

lunes, 10 de julio de 2017

Todo esto de daré: Mi opinión


La verdad es que no me había planteado leer este libro por puro enfado al enterarme del fiasco que es el Premio Planeta y que yo, en mi ingenuidad, desconocía. (El engaño de un gran premio)
Pasados unos meses, y después de la recomendación de un amigo con un gusto en la lectura muy parecido al mío, decidí leerlo, pidiéndolo prestado a mi hermana.
Me ha parecido una novela muy larga, le sobra al menos un tercio. La primera parte se hace aburrida. Las descripciones de la localización, el pazo familiar, el invernadero o los viñedos, son excesivas.
Las elucubraciones de Manuel, el protagonista, sus dudas y sus reflexiones filosóficas, muy reiterativas.
No me digáis el motivo, pero el teniente Nogueira, Guardia Civil recién jubilado, en mi mente era Torrente, el personaje creado por Santiago Segura.
Es difícil hacer una crítica sin desvelar el argumento, por lo tanto dejo en el aire que todo lo relacionado con Samuel, un niño de tres años, no es compatible con su edad y además roza el absurdo al final del libro.
Dicho todo esto, la trama policiaca es entretenida aunque parezca un libro por encargo y me explico: Lo protagoniza un homosexual viudo de otro homosexual, acostumbrado a vivir en un Madrid sin perjuicios, que viaja a la Galicia profunda con sus costumbres ancestrales, los señores que utilizan a los vasallos en los grandes pazos, llenos de secretos inconfesables, drogadictos, curas pederastas, prostitutas buenas, reinsertados…
Creo que no cabían más tópicos, convirtiéndolo en poco creíble.
Sobre el final, riza el rizo.

Mi opinión es que se puede leer, como tantos otros. Pero ni es un gran libro, ni se merece un gran premio.

viernes, 7 de julio de 2017

Visita a la Biblioteca Ivan de Vargas

El pasado mes de mayo visité, por primera vez, la Biblioteca Municipal Iván de Vargas.

Ubicada frente a la iglesia de San Justo y San Miguel, con su peculiar fachada convexa, ocupa el antiguo caserón en el que tenía su palacio Iván de Vargas, señor al que servía San Isidro Labrador.
Cuando se demolió el edificio ruinoso, a pesar de tener la máxima protección, muchos nos indignamos, pero pasado el enfado, y sin poder hacer nada por solucionarlo, quiero ver el lado positivo del destrozo.

Hoy es una biblioteca funcional, con unas modernas salas y un espacio infantil que visitan habitualmente los pocos niños que viven en este barrio nuestro, el Madrid de los Austrias.
El personal, muy agradable, intenta ayudar a todos los que nos acercamos en busca de algo, sin molestar a los estudiantes que llenan sus salas de lectura en los días previos a la selectividad.

El patio, lo único que se ha conservado de la planta original, enmarca dos magnolios centenarios y un pozo medieval del tiempo en el que nuestro Patrón servía en esta casa. Es un lugar muy agradable para leer un rato en estos calurosos días de Madrid.

Asomada a uno de los balcones, es lo que tiene que te acompañe una amiga bibliotecaria, pude fotografiar la magnífica fachada de la Basílica Pontificia de San Miguel.

Pero el motivo de mi visita no era sólo conocer este espacio, si no colaborar en una recopilación de fotos y documentos que se está haciendo, desde las bibliotecas municipales, para poder digitalizar la historia de Madrid.
Las fotos de mis padres paseando por las calles de Madrid, los vestidos de los cincuenta, los sellos de empresas de fotografía que ya no existen, las verbenas, su boda en la Capilla del Obispo,  partidas de nacimiento
con el sello de la República, escrituras firmadas por el Notario Joaquín Costa; cosas que todos tenemos y no le damos ningún valor y, sin embargo, forman parte de nuestra historia y ayuda a que esa historia pase a la posteridad.

Fué una agradable visita y una gran satisfacción poder ayudar a divulgar nuestro pasado.

Os invito a que conozcáis esta Biblioteca y, si os interesa, preguntéis por la digitalización de fotos y documentos de Madrid.