lunes, 25 de enero de 2016

Para Paula

Hoy cumples dieciocho años y te has ganado que te dedique unas letras para ti sola.
Ya eres mayor de edad, puedes votar, conducir y seguir siendo nuestra “rubita”
Quisiste avisar de que estabas a punto de venir cuando tus padres y tu hermana cenaban en mi casa, una fría noche del veinticuatro de enero.
El veinticinco, domingo, me había levantado temprano para preparar el cumple de Carlos, cumplía trece años, cuando sonó el teléfono y la voz emocionada de tu padre me dio la noticia.
Fuiste una niña deseada, pero la segunda.
Ser la segunda después de una primera que había sido la primera en todo, primera hija, primera nieta, primera sobrina, no iba a ser fácil. Pero destacaste desde el primer día, con unos ojos azules que iluminaban cualquier sitio en el que estuvieses y una sonrisa que encandilaba.
Has sido una niña dulce, que te dormías siempre en las cenas fuera de casa, apoyando tu cabeza en la mesa o acurrucándote en los brazos de quien te quisiese acoger.
Has participado en muchas cosas, dejando tu huella y un montón de amigos, el patinaje, el atletismo, los scouts, tu antiguo colegio…
Tu forma de ser, de ver la vida y de comportarte, es especial.
Por eso, cuando tu madre nos convocó a una fiesta sorpresa por tu cumpleaños, no dudamos en acudir. Allí estuvimos casi todos los que hemos formado parte de estos dieciocho años de tu vida.
Tu cara, al entrar a un salón con tantísimas personas gritando “sorpresa”, no se puede describir. No sé si habrá foto, porque muchos preferimos vivir el momento, tu emoción, en vez de coger el móvil para inmortalizarlo, pero da igual, porque está en nuestra memoria.
Igual que quedará en tu recuerdo ese mural de fondo con las fotos que hemos ido enviando en estas últimas semanas para desearte un feliz día.
No podemos saber lo que te deparará el futuro, ya lo iremos viendo.
Lo que sí me apetece, es poder seguir compartiendo momentos contigo, los especiales y, sobre todo, el día a día.

¡¡Felicidades, Paula!!



sábado, 16 de enero de 2016

Los colores de una vida gris: Mi opinión.



Pilar Muñoz Álamo es una escritora a la que conocí a través de Facebook, de la mano de María José Moreno.
Lo que he leído de ella han sido los relatos que va regalándonos día a día, algunos de los cuales me han impresionado.
Sin saber demasiado sobre este libro, comencé “Los colores de una vida gris”, que tenía en mi larguísima lista de lecturas pendientes.

Me ha gustado muchísimo.

Sinopsis:

Cinco amigas de elevado status social y económico deciden secundar el juego aberrante e inmoral propuesto por una de ellas en estado de embriaguez, en el que aflora con fuerza su más primitivo deseo de venganza. Sus vidas acomodadas y su carencia de escrúpulos, junto a diversas razones de índole personal, las incitan a continuar hasta el final, observando cómo el destino de una de ellas experimenta un giro radical que la aboca a un futuro de consecuencias imprevisibles colmado de obstáculos que nunca creyó tener que afrontar, y bajo la sombra de una amenaza cuyo origen desconoce. Un destino truncado para una mente vacía. Una vida inmersa en un nuevo mundo gris. ¿O tal vez no? 



Eso, además de ella, deberás decirlo TÚ.


Intriga. Suspense. Emoción. Sentimiento. Reflexión. Una historia profunda que te enganchará y no te permitirá abandonarla hasta el final.



Mi opinión:
Durante toda la semana le he robado horas al sueño para leer esta historia que me atrajo desde la primera página.

La vida de cinco mujeres, y lo que les rodea: Ese mundo en el que las esposas se convierten, voluntariamente o no, en muñecas de sus maridos a cambio de una vida sin problemas económicos, me atrajo y me indignó a partes iguales.

El giro que da la historia para llevarnos a otro mundo, desconocido al principio, para luego irse acercando a un día a día mucho más cotidiano.

La diferencia entre lo que llamamos amigos con demasiada facilidad y la verdadera amistad.

La construcción de los personajes, la forma de hablar de cada uno.

Cuando comencé la lectura y vi que había un censo me asusté pensando que me iba a liar y que en el libro electrónico no es tan fácil volver al principio como en papel para consultarlo. Pero no te pierdes porque cada uno está tan bien definido que no necesitas mirarlo.

No quiero acabar sin comentar dos cosas:

Me encanta cuando un autor consigue asombrarme mucho con el tema central, pienso lo complicado que es que se le haya ocurrido algo tan original, tan rocambolesco.

También que en este tipo de libros complejos y de tantos personajes, es difícil no decepcionar con el final, y no decepciona.

Y hasta aquí puedo contar.

Hay que leerlo. 

Hay que vivirlo. 

Os va a encantar. 
Estoy segura de que para mí, estará siempre en mi recuerdo.

miércoles, 13 de enero de 2016

Así no, Señoría

Cuando fui madre, compaginé mi vida laboral con la maternidad, reduciendo mi jornada a la mitad.
Cuando nació mi segundo hijo, la empresa me necesitaba a tiempo completo, por lo que puse en la balanza y decidí quedarme en casa atendiendo a mis hijos al menos hasta que fuesen los dos al colegio con cierta independencia.
A pesar de que me formé para no quedarme atrás ya que la ofimática ganaba terreno con pasos de gigante, no encontré un trabajo que me fuese compatible con la vida familiar, y continué ejerciendo de madre, porque yo nunca he considerado que trabajase de “ama de casa”, si no de madre.
Decidí que mi sobrina, recién nacida, no tenía necesidad de ir a una guardería teniendo a su tía y también la crié.
Mi tiempo se dividía entre mis niños, mi casa, el APA del colegio público en el que conseguimos hacer muchísimas cosas sin dinero, abusando de amistades y familia y la creación de los Consejos Escolares que fue una experiencia apasionante. Me faltaban horas.
Cuando cumplí cuarenta años, las empresas me contestaban diciendo que mi perfil era bueno pero la edad no les cuadraba. Así que seguí haciendo lo que mejor se me daba: cuidar un rato a los niños de otros.
Tristemente, las cosas han cambiado muy poco. Las parejas de hoy, tienen los mismos problemas para conciliar familia y trabajo que teníamos hace más de treinta años.
Las guarderías son caras, la mayoría de los abuelos son mayores, ya que se ha retrasado mucho la edad de la maternidad, mantener a una persona en casa, impensable para la mayoría, pedir una excedencia, si se puede soportar económicamente, te puede llevar al paro, ya que las empresas lo aprovechan para hacer despidos improcedentes, y así  seguiría con un largo etcétera.
Y cuento todo esto, porque me ha parecido muy mal la presencia de hoy en el hemiciclo de El Congreso de los Diputados de la señora Bescansa con su bebé de meses en brazos, durante las votaciones para la constitución de la mesa.

Y me ha parecido muy mal, porque el Congreso tiene guardería para todos sus trabajadores, cosa que no tienen la mayoría de empresas en España.
Lógicamente es muy libre de elegir llevar o no a su bebé a la guardería, pero entonces le tendrá que dejar en casa.
Defendí a la señora Chacón, cuando pasó revista a las tropas siendo Ministra de Defensa, embarazadísima. Me pareció muy bien, porque el embarazo es un estado, no una enfermedad.
También me gustó cuando la señora Sainz de Santa María rehusó acudir a actos nocturnos o en fin de semana, si no eran imprescindibles, porque tenía un bebé recién nacido al que no le importaba que su mamá fuese Vicepresidenta.
Pero lo de hoy no me ha gustado nada.
Esta señora tiene, desde su escaño, que intentar cambiar las leyes para que mujeres u hombres, puedan criar a sus hijos sin renunciar a sus trabajos, para que todas las grandes empresas tengan guarderías, para que haya ayudas al pequeño empresario que permitan recortar horarios a madres o padres de hijos menores.
Pero llevarse a su bebé al hemiciclo, abusando de su privilegiado trabajo, no está bien.
Ha utilizado la imagen de su hijo para ser primera plana de periódicos y acaparar las redes sociales, pero creo que se le ha vuelto en contra.
¿Se imagina la señora diputada que tuviese que ser atendida por el SUMA y, que llegasen con sus bebés los cuatro trabajadores que van en la UVI?
Esto, señora Bescansa, es un feminismo muy mal entendido que yo, desde luego, no comparto.


jueves, 7 de enero de 2016

Matar al mensajero: Mi opinión.


La primera vez que me encontré con Mercedes Gallego, no conocía su obra, pero me cayó bien.

Ella estaba recién llegada a Madrid e intentaba iniciar una nueva vida, una nueva novela y hacer nuevas amistades.

Enseguida compré su última publicación, “El asesino del Ajedrez”, que me pareció muy buena.

Después leí “Operación Maletín” y “La trampa”, ambas de la colección “Candela Luque”. La primera me decepcionó y la segunda me gustó bastante, aunque “El asesino del ajedrez” había dejado el listón demasiado alto.

Durante todo este tiempo, he conocido a la Mercedes persona, hemos compartido presentaciones de libros, club de lecturas, charlas por facebook, alguna merienda, una cena de Navidad y su 70 cumpleaños.

Es una mujer cercana, muy independiente. Me encanta escucharla por el conocimiento que demuestra de temas muy variados. Está siempre dispuesta a ayudar, sobre todo, a sus compañeros de profesión.

En una de esas conversaciones me comentó que me faltaba por leer la mejor: “Matar al mensajero” y que las había leído desordenadas ya que, si bien son historias independientes, el personaje protagonista, Candela, va evolucionando en el orden en el que fueron escritas.

Y esta ha sido mi última lectura, a caballo entre 2015 y 2016: “Matar al mensajero”

Me ha enganchado desde la primera página y, además, me ha llenado mucho su lectura porque me ha introducido en un ambiente desconocido para mí y sobre el que no había leído nada: El lesbianismo.


Sinopsis:

Por segunda vez la protagonista de la serie, Candela Luque, deberá investigar la muerte de una mujer de su misma edad, pero esta vez dentro de un colectivo marginado por la sociedad de la época: era lesbiana y serlo en la España de 1976 era lo mismo que ser delincuente.

La droga y la prostitución también rodean a esa muerte que, poco a poco, se cobrará otras víctimas. También la alta burguesía muestra su verdadero rostro de hipocresía y falsa moral en una sociedad que condena el amor entre mujeres y protege una casa de citas en la que los hombres adinerados buscan compañía. Esta novela está ambientada en un pub que existió en Barcelona en los años 70 y 80, pero se le ha cambiado el nombre. Muchas reconocerán en él aquel lugar que fue un reducto de libertad, cuando no existía, para muchas mujeres.


Mi opinión:

Pongamos en una ensaladera un asesinato, una policía que no duda en adentrarse en un ambiente que no es el suyo para averiguar la verdad, acompañada de un músico aficionado que tiene que trabajar en la policía para subsistir y de una abogada comunista en la clandestinidad, aderecémoslo con un ambiente sórdido en el que ser homosexual es un crimen y más si eres mujer, un cuerpo de policía enfrentado entre lo que han estado acostumbrados a hacer durante demasiados años y lo que ahora se les pretende exigir, añadamos unas gotas de falsa moral y tendremos como resultado una novela magnífica que merece la pena ser leída.

martes, 5 de enero de 2016

Vive la Navidad como quieras.

Día 5 de enero, por la tarde.
Ya tengo todo preparado para la gran fiesta de mañana, el día de Reyes. 
Este año será especial porque son los primeros de mis nietas, aunque Manuela, tan chiquitita, no se va a enterar de nada.
Dicho esto, me da pena que se acabe la Navidad ya que son unas fechas que me encantan, cómo sabéis todos los que me conocéis, aunque respeto a los que no les gustan, con motivos o sin ellos.
Me gustan porque están las calles más bonitas, los comercios mejor colocados, las casas decoradas y, sobre todo, porque hacemos verdaderos esfuerzos por reunirnos con familia y amigos con los que, en condiciones normales, es complicado coincidir.
Sin fingimientos, que yo sólo me reúno con los que quiero, porque aparqué hace mucho tiempo a los que se acercaban porque había que quedar bien.
Pero el tema que me lleva a sentarme hoy a escribir esto es la cantidad de idioteces que se han dicho estos días, en todos los ámbitos, sobre la “Navidad religiosa” y la “Navidad laica”.
No nos equivoquemos, que la Navidad se ha convertido en unas fechas de vacaciones, de reuniones familiares, de intercambio de regalos, de comidas especiales, de cantar villancicos, jugar a juegos de mesa, y así podría continuar con muchos etcéteras.
Religiosidad, poca.
Ni a mis amigos más católicos les he oído contar lo bien que estuvo la Misa del Gallo, las lecturas de la Biblia que hicieron después de la cena de Nochebuena, alrededor del Belén y la NO celebración del fin de año, porque es una fiesta pagana. Y esto no creáis que es ancestral que, en comunidades religiosas del siglo XXI se sigue haciendo así.
La cabalgata de Reyes, es una ilusión para los niños. Da igual como se vistan, lujosos o esperpénticos, porque los que los hacemos “malos” o “buenos” somos los adultos.
Por cierto, el Papa Francisco en la Misa de Año Nuevo recibió, creo que el incienso, de manos de una niña que representaba a uno de los tres Reyes Magos. 
¿Por qué tanta discusión? Que cada uno disfrute la Navidad como le apetezca, con recogimiento o bailando hasta el amanecer, porque es una fiesta de todos.
Como ya expliqué en este mismo blog, los paganos celebraban el solsticio de invierno y el cristianismo decidió celebrar el Nacimiento de Jesús en estas mismos días, a pesar de que los historiadores lo fijan en primavera, para que coincidiesen las fechas e intentar que se olvidasen de sus dioses paganos. La Navidad es una fusión de varias tradiciones y ya la celebran hasta los chinos de mi barrio.

En fin que, si habéis llegado hasta aquí, deseo que hayáis disfrutado con estas fiestas, o estéis disfrutando pensando que mañana se acaban.